Los collares de lactancia son especiales ya que crean un vínculo perfecto con la madre además al llevarlo la mama tiene su olor y al bebé le encanta y le relaja
El collar de lactancia es un accesorio de un uso muy sencillo que nos aporta múltiples ventajas. El bebé se ve atraído por los colores vivos del collar, y como lo tiene a su alcance, lo toca y juega con él. Los bebés tienen el impulso de agarrar todo lo que tocan, eso es debido al reflejo de pulsión, que tienen ya desde el nacimiento y les ayuda a explorar el mundo. Por eso, cuando están en nuestros brazos, tienden a agarrar nuestra ropa y joyas, y el collar de lactancia es, así, un excelente objeto sobre el que satisfacer ese reflejo.
Además, el collar les ayuda a ir desarrollando la motricidad fina. Como este tiene diferentes bolas de varios tamaños, van aprendiendo a tocarlas, cogerlas, diferenciarlas, etc. Todo esto les permite estar distraídos durante el momento de la comida, y eso junto a la posibilidad de estar tocando algo, les relaja.
Hay varios tipos, pero en general hay dos clases más utilizadas. Unos son los collares de madera, que suelen estar recubiertos de algodón natural tejido a ganchillo. El algodón es un tejido muy suave y respetuoso con la piel, por lo que resulta perfecto para que los bebés toquen y jueguen con él. El cordón también suele ser de algodón, para que resulte más suave.
Por otro lado están los de silicona alimentaria. Este es un material 100% antibacteriano, y se puede introducir en la boca. Resultan idóneos para la época en la que el bebé tiende a explorar con la boca todo lo que encuentra, y también para cuando le nacen los dientes, pues le sirven de mordedor.
Estos se pueden lavar fácilmente a mano, y se dejan secar en horizontal al aire.